Un ciudadano ejemplar vale lo que vale su villano. La película crece y se singulariza a medida que el retorcido personaje que interpreta Gerard Butler crece y se singulariza. Empieza el film, y Butler se presenta como el ciudadano ejemplar del que habla el título: vive feliz con su familia y acata sin chistar la ley… hasta que un horroroso crimen cercena su vida. Trauma fundacional y consecuente paso hacia el Lado Oscuro.
Pero lo que podría devenir en un argumento para el Charles Bronson de los 80, poco a poco se va convirtiendo en una sorprendente (y falsa) película de superhéroes. O mejor dicho: de supervillanos. Resulta que Butler es un ex superagente del gobierno que orquesta una venganza espectacular para poner en jaque al sistema judicial de Estados Unidos y su burocratizada idea sobre el Bien y el Mal. La metáfora ajedrecística no es azarosa: el duelo entre este inopinado villano y su Némesis (Jamie Foxx, como altivo fiscal) es un complejo juego de ingenio y estrategia cuyos movimientos son a cual más sorprendente, chocante y sanguinario. Un tête à tête tan despiadado y vibrante como el que podrían sostener, por ejemplo, el Joker vs. Batman.
*Crítica extraída de Fotogramas.com
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